Cuando decides optar por el camino del descenso de lo más alto de la locura, te sientes entre dos tierras, fuerte y eufórico por un lado y vulnerable y perdido por otro. Tienes muchas cosas claras pero otras no tanto. Y más si recibes noticias de tu pasado, en ese mismo momento te vuelves a plantearte todo otra vez, vuelves a repasar lo vivido buscando los errores, las cagadas, la forma de comportarte y de como volverías a actuar si te volvieras a encontrar en las mismas tesituras. ¿Cómo enfrentarte al pasado si aun lo tienes muy presente? Lo mejor es seguir tus coordenadas, esas que decidiste tomar y que seguro te llevarán a buen puerto, después de todo, la vida da muchas vueltas y los vientos pueden cambiar el rumbo, siempre que tú quieras. Lo mejor de emprender nueva ruta es que debería ser todo nuevo y tener la confianza de que tiene que salir bien, puedes ayudarte con los mapas, las brújulas o mirando las estrellas, ahora ya no te puedes perder (no debes perderte).
Romper con el pasado a veces no es fácil, otras no es necesarío. Simplemente te perdiste y ahora ves el camino claro y puede que este detras de ti. No hay que tenerle miedo a lo que venga, no se puede vivir con miedo, eso no es vida. La vida hay que aprovecharla hasta su último día, y cuando has desperdiciado parte de ella solo tienes que retomarla y vivir. Hay que esperar y tambien seguir andando, cada uno tiene que buscar su ritmo con todo lo que conlleva, lo demás vendrá solo.
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